sábado, 27 de febrero de 2010

PUEBLO DE BOLOGNESI PROTESTA CONTRA SU ALCALDE

Población de Bolognesi bajo la mirada del legendario Wanda. Ahora es testigo de la corrupción de su alcalde Grabiel Domínguez de la Cruz.
Foto: Telecentros Rurales- Bolognesi.

El alcalde de Bolognesi-Pallasca, Grabiel Domínguez de la Cruz se ha corrido de su pueblo con el rabo entre las piernas. Los motivos: ha llevado desde Chimbote gente del malvivir, "matones" para custodiar el local municipal, todo porque sus regidores le han pedido que rinda cuentas de su gestión.

Este alcalde, en verdad es un llacuash, es un sihuasino que lllegó a Bolognesi como Técnico en Salud y se quedó plantado como una estaca en el pueblo. Fue Juez de Paz de pésimos antecedentes. Se subió al carro de Martín Espinal y resultó elegido alcalde.

El año pasado, "los boludos", despertaron de su letargo y al ver tanta irregularidad de este "llacuash", pidieron su revocatroria. Pero con la ayuda de unos Testigos de Jehova, que ahora pululan como pulgas en panza de perro, por toda la provincia, el tal Grabiel se salvó.

Su reacción, entonces fue vengarse del pueblo. No ha sabido gastar los miles de soles que recibió por el Canon minero. La gente "boluda", comenta que el tal Grabiel ha construido una tremenda casa, ¿Cómo? Fácil... metió la mano a las alcancías del municipio y Zas!... casa lista. Otros alcaldes andan en buenas camionetas... y el procedimiento es similar a este alcalde.

Por eso el pueblo ya no aguantó más. La protesta parió un domingo y ¡afuera alcalde ignorante y mafioso!

Llama la atención que los guardias de Cabana , así como la Fiscal estén protegiendo a este alcalde corrupto. Han permitido su escape a Chimbote con libros contables y otros documentos para borrar las huellas de su delito.

El pueblo de Bolognesi ha dado el ejemplo a los demás distritos. Por eso alcaldes de Cabana, de Conchucos, de Pampas, de Tauca, de Pallasca, donde hay millones de soles, convoquen a Cabildo y no esperen que el pueblo los bote en "burro" o carguen sus ataúdes por la calle grande.

¿Qué se merece Grabiel Domínguez de la Cruz? Por supuesto, un fuerte y profundo QUIÑICOMBO.